A finales del S. XIV fue construida en la nueva muralla que rodeaba la ciudad, la «Porta del Serrans». En esta época Valencia gozó de un gran desarrollo urbanístico y de higiene pública, ampliándose la red de alcantarillado. En el 1390 la Judería o «Call» tuvo que ser ampliada a causa del crecimiento de la población semita. El pueblo llano no vio con buenos ojos esta ampliación y en 1391 fue saqueada muriendo un centenar de judíos, los que quedaron se refugiaron en la Sinagoga y aterrorizados pidieron ser bautizados. Después de estos hechos se redujo la superficie de la Judería y sus habitantes bautizados se integraron plenamente en la vida cristiana.
Las peleas entre linajes eran muy comunes en esta época y en Valencia las más crueles fueron entre las familias Centelles y Soler, iniciadas por pequeños incidentes y que se agravaron con las muertes de Lluis de Soler y Pere de Centelles. En el año 1409 el padre Jofré viendo que por las calles la chiquillería apedreaba a los locos, construyó un manicomio, al lado del «Portal de Torrente», donde poder internarlos, siendo el primer manicomio del mundo.
Transcurría el año 1410 cuando el rey Martín I murió sin dejar descendencia, tanto la familia Centelles como la aristocracia y los aragoneses eran partidarios de Fernando de Antequera, mientras que los Vilaraguts, los Jurados de la ciudad y la burguesía apoyaban la candidatura propuesta por los catalanes del Conde de Urgel. No llegándose a ningún acuerdo estalló una violenta guerra civil, al fin los compromisarios de Cataluña, Aragón, Valencia y Mallorca se reunieron en Caspe para la elección de un nuevo rey. Los compromisarios valencianos fueron San Vicente Ferrer, su hermano Bonifacio Ferrer y el jurista Giner Rabasa, este último sustituido por Pere Bertrán. Se decidió por mayoría 6 votos a 3 y Fernando de Antequera se designó rey de la Corona de Aragón, introduciendo así en la vida de la ciudad la dinastía de los Trastámara en 1412.